Llegas a una ciudad esperando encontrar mucho, muchísimo, y lo que encuentras te sorprende aún más, eso es Glasgow,
eso es Scotland.
Historias en esas ciudades que no sobrepasan los tres pisos, esos edificios que parecen haber nacido con ese color marrón verdoso, la gente que se pasea con kilts sin importarles las miradas, el frío o llevar los huev** al aire; Paso tras paso encuentros música, arte y libertad. Ese aire tan especial lo envuelve todo, todo lo que en un segundo es capaz de mojarse y segundos más tarde secarse con el radiente sol de las 7 de la tarde; no olvides el verde, las vacas que se abrigan con unos curiosos flequillos o el té que tan agusto te hace sentir. Metro que te traslada al pasado, trenes que te recorren el norte y el sur y un sistema de autobuses que jamás entenderás (ni siquiera los autóctonos son capaces de ello).
Museos, parques, lagos.
y poco a poco seguiré dejando los retratos de los cachitos de
magia de aquél lugar.
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