—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.
—¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.
Desayuno con diamantes
5.00h sonó el despertador, aún me quedaban 5h.
Se presentaba un día como otro cualquiera; no desayuné, como habitualmente; El sol que me impedía abrir los ojos aquella mañana me incitaba a poner a Billie the visión en el mp3, pero como siempre llegó el momento de desconectar esa banda sonara particular y escuchar una vez más los ruidos del exterior.
‘limpia los servicios Fátima’ – mi primer buenos días de la mañana.
Me cambié de ropa entre el ruido de la cafetera, el rápido fregar de los platos y su beso en la espalda.
- Creía que hoy no trabajabas – le dije dándome la vuelta mientras me desabrochaba aún la camisa – anoche te eché de menos
Me besó y no hubo más conversación hasta pasados 5min. Matías tenía que estar que echaba humo.
Nara y yo teníamos ciertas costumbres en el trabajo capaces de hacernos conectar, la primera de ellas era rozarnos las manos cuando ella ponía el café en la barra para que yo lo sirviera a las mesas, la segunda era que cuando se le olvidaba algo con mirarla tenía que bastar y la tercera nuestros cinco minutos al comienzo de la mañana.
Esa mañana Nara no rozó mi mano ni una sola vez.
Vino a mi mente su película favorita, Desayuno con diamantes y todo coincidía, cuando fuimos a comer lo entendí, sus uñas rojas, su camisa roja y la extraña conexión entre nosotras que hizo que mi despertador rojo no me dejara dormir aquella noche. Nara y sus días rojos, ya sabía cómo iba a terminar el día, de su mano, camino de casa mientras caía ese rojo del crepúsculo en el cielo y abrazándola bajo la manta, casualmente roja, esperando que dejara salir ese miedo que tenía y no sabía por qué.
Nara, no tengas miedo, estoy aquí#
Para http://bingcrepusculoblog.blogspot.com
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